Rivalidad sana

Soy sevillista desde chiquitito. Mi padre me enseñó a serlo. Y también me enseñó a respetar a los béticos. ¿Y por qué? Él me decía que porque mi abuelo, mis tíos y mis primos eran béticos. Mi madre también lo era, pero no le gustaba el fútbol. Recuerdo de mi época en la que iba a la EGB que en mi casa se juntaba la familia todos los domingos para ver el partido de las ocho de la tarde en la tele. ¿Y por qué en mi casa? Porque mi abuelo materno, mi abuelo Paco, vivía con nosotros y allí que juntaba a toda la familia para ver el partido. Ahí empecé yo a enterarme de lo que era un fuera de juego -mi tío Juan le decía «orside»-, un penalti y un gol. Porque prácticamente lo hacíamos todos los domingos…

Mi padre y yo éramos los únicos sevillistas de la familia. Todos los demás eran béticos. Me acuerdo cómo me sentaba mi abuelo en sus rodillas siendo yo un renacuajo y me decía: «Mi niño es bético como su abuelo». Y yo le decía: «Yo soy sevillista como mi padre». Y así ha sido hasta hoy. Y lo seguirá siendo, porque yo pienso cumplir eso de «sevillista hasta la muerte».

Recuerdo cómo se vivían las victorias y las derrotas de unos y otros… y los derbis no digamos. El cachondeíto típico de por aquí, pero siempre con respeto porque en aquella época los triunfos y trofeos de ambos equipos ya sabemos los que eran… y hoy podías ganar, pero en el próximo partido lo mismo te tocaba perder y tendrías que aguantar el chaparrón. Y así era en la familia y en el colegio. Y posteriormente con el paso de los años en el trabajo, en las reuniones de amigos y en los bares. Esos lunes de incorporación al trabajo tras un finde en el que te tocó perder y al otro le tocó ganar… había que aguantar el tirón porque siempre se hacía con el respeto necesario, salvo excepciones que siempre las hay.

Pero hace ya varios años que este respeto se está perdiendo, lo mismo que en otros ámbitos de la vida. No sé si la aparición de las redes sociales y el mal uso que se hace de ellas ha contribuido a ello, seguramente sí, porque la crispación que se nota en determinados temas es brutal y para mí preocupante.

Como representante del «buenismo» que algunos dicen que soy, me gustaría cambiar esta tendencia negativa que estamos viviendo en los últimos tiempos para gestionar la rivalidad sevillana y volver a transformarla en esa rivalidad sana que algunos hemos vivido. Quizás sea una utopía, pero por intentarlo…

Voy a aportar mi granito de arena junto al doctor David Vicente Baz, salmantino, bético, oncólogo del Hospital Virgen Macarena de Sevilla y coordinador del Plan integral del cáncer en Andalucía. Un crack, vamos… Hace un par de días contactó conmigo a través de Twitter y me dice lo siguiente: «Juanma, no me gusta nada la que se está liando con el derbi. Veo mucha crispación que a la ciudad y al fútbol no le favorecen en nada. Una foto de gente del Sevilla y del Betis con la camiseta de su equipo juntos tranquilamente igual ayudaba. ¿Cómo lo ves?»

¿Que cómo lo veo? Pues magnífico. Aquí estoy para lo que haga falta… Y nos hemos organizado para hacer hoy esto:

No sé si servirá para algo o no, pero nosotros lo intentamos… así que si te animas sube una foto con tu amigo o familiar del otro equipo a tu red social preferida y ponle el hashtag #RivalidadSana. Estoy seguro que somos más los que apostamos por ella que los que no, lo que ocurre es que estos últimos hacen más ruido.