Después de más de siete años formando parte del coro de campanilleros de mi Hermandad de San José Obrero ha llegado el momento de dejarlo. Y mi Merchi también. Mi hermana Auxi ya lo dejó antes del verano porque tenía que centrarse en preparar su boda, que celebraremos, Dios mediante, dentro de unos días.
Yo ya había estado en un coro. Y mi Merchi también. Y mi hermana Chari. Éramos jóvenes, hace un montón de años. También era el coro de la Hermandad de San José Obrero, pero era un coro rociero y cantamos muchas misas, bodas, eventos, villancicos en Navidad, tanto en Sevilla como fuera, pueblos de la provincia y más allá. En un principio el director del coro era mi tío Carlos -hermano número uno de la Hermandad- y después lo dirigí yo, hasta que llegó el momento en el que, por diversas circunstancias, el coro terminó.
Aún recuerdo cuando en el verano de 2016 me dice mi amigo Castro que habían montado un coro de campanilleros en la hermandad de San José Obrero, que él y su mujer se habían apuntado y que habían empezado a ensayar a finales de julio. Yo lo hablé con mi Merchi y decidimos probar después del verano. Y mi hermana Auxi se incorporó después. El coro estaba dirigido musicalmente por Luis, que tenía bastante experiencia, pues ya venía de otro coro especializado en cantar rosarios con marchas procesionales adaptadas. Es más, él hacía las letras, las personalizaba según la Hermandad a la que acompañáramos y es un estupendo músico, por lo que las adaptaciones de las voces y de la música siempre las hacía él y además bien. En aquellos tiempos iniciales del coro yo, además de cantar, tocaba el cántaro para acompañar la percusión. Tras las dudas lógicas iniciales y tras mucho ensayar, todo fue fluyendo y la verdad es que en poco tiempo el coro alcanzó un buen nivel en sus actuaciones, que fue creciendo con el paso del tiempo, por lo que cada vez eran más las hermandades que nos llamaban para acompañar musicalmente rosarios y misas. Lo pasábamos bien y dejábamos en buen lugar a nuestra Hermandad de San José Obrero, a la cual representábamos. Nuestras actuaciones eran fundamentalmente entre los meses de octubre y diciembre y de mayo a julio, aunque ensayábamos al menos un día a la semana todo el año, menos los meses de verano.
A finales de 2017 me detectaron la enfermedad y, por tanto, mi vida cambió en muchos aspectos. Y la de la gente que me rodea también. Pero yo quería seguir en el coro, pues era algo que me aportaba mucho, me lo pasaba bien. Pero está claro que ya tenía unas limitaciones que no tenía antes: solté el cántaro y estuve mucho tiempo sin poder ir a ensayos y actuaciones. Pero yo quería seguir, y me propuse a mí mismo que en cuanto estuviera un poco recuperado volvería a cantar con mi coro. Y así fue. En silla de ruedas, pero ahí estaba el tío. Ensayo tras ensayo, cante tras cante, actuación tras actuación… Cantábamos casi todos los fines de semana y algunos días hasta hacíamos doblete. Por ejemplo, en octubre y noviembre de 2017 el calendario de actuaciones fue este:


En aquellos momentos nuestro coro era un grupo de unas 25 personas -más mujeres que hombres siempre- que, evidentemente, se ha ido renovando con el paso del tiempo, pues ha habido gente que ha ido dejando el coro por distintos motivos y otra gente que se ha ido incorporando. En 2017 nuestro coro era este:


En 2018 vivimos un momento complicado para el coro, pues Luis, nuestro director musical, deja el coro por motivos personales. Parecía que esto supondría la imposibilidad de seguir, pero nada más lejos de la realidad. Teníamos ganas de seguir… y seguimos. Yo también vivía un momento complicado con mi enfermedad que, por supuesto, era mi prioridad, pero hice lo que pude. La Hermandad consiguió que tuviéramos nuevo director musical, Paco Rodríguez, y con él seguimos con los ensayos y actuaciones, salvo cuando la pandemia no nos lo permitió. Este era el coro tras cantar la novena de María Auxiliadora en mayo de 2022:
Tras el parón veraniego de 2022, Paco deja la dirección musical por motivos personales y abandona el coro. Nuevamente vuelven las dudas sobre la posibilidad de seguir, aunque en ese mismo momento me ofrezco a la hermandad para ser el nuevo director musical, aunque mis conocimientos musicales son muy limitados, pero era una pena que todo acabara ahí. Sobre todo porque teníamos ganas de continuar y, tras mucho esfuerzo en los ensayos, habíamos alcanzado un nivel muy bueno y, por tanto, era una pena que todo acabara aquí. De hecho, mi hermana Auxi iba a esta primera reunión tras el verano con la idea de dejar el coro para centrarse en los preparativos de su boda y en otras cosas de su trabajo. Pero cuando vio que yo daba el paso adelante, dijo que seguía, que tenía que estar a mi lado para ayudarme en esta tarea.
Unos días después me comunican que en la reunión del Cabildo de oficiales de la Hermandad han decidido aceptar la propuesta de que yo sea el director musical del coro, por lo que acepto el encargo con mucho orgullo y responsabilidad y le pido a mi Merchi y a mi hermana Auxi que me ayuden en la tarea, sobre todo en la afinación de las voces de las mujeres. Y Ana Belén se encargaría de coordinar las guitarras. Así entre todos conseguimos seguir con nuestro coro desde septiembre de 2022. Muchos ensayos y actuaciones en el último trimestre del año -villancicos incluidos-, aunque después de Navidad, nada más ver la carroza de Baltasar marcharse me tenía que ir a Salamanca para ponerme el tratamiento de las CAR-T. Y allí estuve con mi Merchi casi mes y medio. En su momento conté todo el proceso por aquí.
Cuando volvimos a Sevilla, tras pasar unos días de recuperación, retomamos los ensayos a finales de febrero de este año y tuvimos alguna que otra actuación, pero nuestro objetivo principal era la procesión extraordinaria a la Catedral que haría en mayo nuestro patrón San José Obrero para presidir el pregón de las Glorias, según había decidido el Consejo de Cofradías unos meses antes. Un evento muy importante para la hermandad, que se centró en su organización. Decidieron que nuestro coro participara en el recorrido de ida cantando las siete virtudes de San José -una en cada parada que hiciera en una iglesia con representación de alguna hermandad-. Y eso hicimos. Y la verdad es que lo hicimos muy bien, modestia aparte. En el recorrido de vuelta no participamos como coro.
Este mismo mes de mayo cantó el coro un día de la novena de María Auxiliadora en su Basílica y le cantamos cuando visitó nuestra parroquia de San José Obrero en su procesión. Y aquí terminaron nuestras actuaciones antes del parón veraniego.
Antes de irnos de vacaciones, a finales de junio, tuvimos una reunión y presenté a la Hermandad mi dimisión como director musical y como componente del coro. Mi mujer también lo dejaba y mi hermana Auxi también porque ya sí que se iba a centrar en los preparativos de su boda. Presenté mi dimisión por diversas circunstancias, pero fundamentalmente por los problemas de habla que tengo y porque me estaba dando la sensación que estar en el coro no me estaba aportando en positivo lo suficiente en los últimos tiempos. Y yo desde que tengo la enfermedad sólo sigo con cosas que me aporten, porque bastante tengo con lo que tengo.
Siempre he dicho que gestionar un grupo de casi treinta personas es muy complicado, porque cada uno y cada una somos de una forma y tendremos días buenos y malos. Además, aquí la gente está por amor al arte, no se cobra nada personalmente, todos los ingresos del coro van para la Hermandad, pero adquirimos la responsabilidad y el compromiso de asistir a los ensayos y actuaciones, salvo razones de fuerza mayor, claro. Y mi gente del coro es espectacular, formamos un grupo con gran calidad humana y siempre dispuestos y dispuestas a darlo todo. De ahí la cantidad de reconocimientos que hemos recibido de mucha gente, algo que yo personalmente agradezco mucho.
El pasado mes de septiembre nos convoca la Hermandad a una reunión a todos los miembros del coro a la que asistimos mi Merchi y yo. Mi hermana Auxi ya estaba centrada en lo suyo. En esta reunión nos dice el Hermano Mayor que en el Cabildo de oficiales celebrado unos días atrás se había aceptado mi dimisión y, a partir de ese momento, se había trabajado para encontrar un nuevo director musical, algo que habían conseguido y que presentarían en el siguiente ensayo. La Hermandad quería saber si el coro estaría disponible para cantar el Rosario de la Aurora de la Virgen de los Dolores, que se celebraría el domingo 1 de octubre -dos semanas después de esta reunión-. Y además habían recibido varias llamadas de otras hermandades para preguntar por la disponibilidad, aunque esto ya se vería más adelante. Mi Merchi y yo dijimos que, si se nos permitía, nos gustaría despedirnos cantando el Rosario con Nuestra Virgen de los Dolores y haciendo los ensayos necesarios, claro está. Y eso hicimos. Yo no pude asistir a uno de los ensayos porque estaba acatarrado y no me encontraba bien, pero afortunadamente me recuperé para poder acompañar musicalmente a la Señora el 1 de octubre, aunque no estaba al 100%. En mi opinión cantamos muy dignamente y fue una bonita forma de despedirnos. Aquí la foto final tras terminar el Rosario:
Sólo me queda dar las gracias a mi Hermandad de San José Obrero y a cada uno de los y las componentes que en algún momento han estado en este coro, por lo que me han aportado, por lo que me han ayudado, por lo bien que lo han hecho… Han sido más de siete años en los que ha habido de todo, pero los momentos buenos ganan por goleada a los malos. Y sólo me queda desearles lo mejor para el futuro próximo con el nuevo director musical y ojalá podamos volver a encontrarnos cantando. De todas formas, tenéis mi contacto y el de Merchi y siempre nos tendréis para lo que necesitéis. Un abrazo y a seguir…