Otro de los días bonitos

Hoy, jueves 29 de junio, es el día de san Pedro y san Pablo, por lo que tengo que felicitar a todos los amigos que se llaman así y a todas las chicas que se llamen Petra o Paula, que son sus femeninos correspondientes.

Tengo que reconocer que esta noche pasada no he dormido muy bien, supongo que por los nervios que tenía, ya que hoy me tocaba nueva visita al Hospital de Día de Hematología del Virgen del Rocío para recibir los chutes de inmunoglobulinas que tenía pendiente tras tener que suspenderlo hace un par de semanas por no sentarme bien la infusión. Lo conté en este mismo blog. Muchas gracias a mi hematóloga Marta por gestionarme la cita y por estar pendiente todo el tiempo.

Salimos temprano de casa Merchi, Patri, Alberto y servidor. Antes fuimos a dejar en el Hospital Macarena a los niños, ya que mi Patri tenía que firmar el contrato de trabajo y entregar la documentación que le habían pedido para poder formalizar dicho contrato. ¡Qué contentos estamos todos en la familia! Seguro que le va a ir genial porque mi Patri se hace querer y además le encanta su trabajo como TCAE para cuidar a los pacientes.

Y de allí nos fuimos Merchi y yo al Hospital Virgen del Rocío. Nada más llegar al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT), nos dirigimos al Hospital de Día, nos fuimos a la máquina del turno y ni nos dio tiempo a sentarnos, ya que me llamaron inmediatamente. Al entrar pude saludar a Noelia y a Luna, dos enfermeras cracks, que ya me atendieron en la anterior visita. También estaban Bea como enfermera y Manuela como TCAE, dos cracks más.

Se nota que las instalaciones son nuevas porque todo está flamante y es cómodo, sobre todo los sillones en los que recibimos los pacientes los tratamientos, pero sigo pensando que sigue siendo pequeño para todos los que somos. En mi humilde opinión, el Hospital de Día de Hematología de un hospital de la categoría del Virgen del Rocío debería ser más grande y tener más personal, porque lamentablemente cada vez somos más pacientes a los que deben de atender las enfermeras que por allí están y que ponen tratamientos, limpian PICCS o ponen bolsas de sangre o plaquetas.

Mi hematóloga Marta ya había hablado con las enfermeras para decirle lo que tenían que hacer: primero coger la vía, después premedicación por vena, esperar media hora y poner el primer bote de inmunoglobulinas a velocidad lenta. Si respondo bien, ponemos el segundo y si hay algún tipo de reacción paramos.

Costó cogerme la vía porque mis venas están como están, pero tanto Noelia como Luna lo hicieron con tanto cariño y de forma tan profesional que ni sentí dolor.

Mientras estaba sentado en el sillón pude saludar a Juanlu, otro de mis hematólogos cracks, que me ha visto en consulta y en ingresos no pocas veces. Se alegró de verme tan bien y yo se lo agradecí.

Y fue estupendamente. El primer bote tardó en pasar una hora y veinte minutos y, como me encontraba bien, fuimos por el segundo, que tardó en pasar más o menos lo mismo. El lavado final de venas que se hace siempre y se acabó. Antes de irme me ofreció Manuela un bocadillo, un zumo y un yogur. Me los tomé con ganas porque no había desayunado y tenía hambre. Me despedí de todas ellas y les agradecí el buen trato recibido. Mi Merchi me estaba esperando fuera -siempre conmigo-, nos dirigimos al coche y tiramos para casa.

Cuando llegamos a casa, mi Patri nos contó todo lo que había gestionado en el Hospital Macarena para trabajar este verano, que no fue poco. Firmó el contrato, entregó toda la documentación requerida y le dieron sus horarios y los sitios donde va a trabajar: la primera quincena de julio estará en el Hospital de Día de Oncología – ella sabe muy bien lo que es esto por su padre, que soy yo, ya que el Hospital de Día de Oncología y el de Hematología se parecen mucho-. Y a partir del 16 de julio hasta mediados de septiembre estará en la tercera planta, en la planta de Cirugía, la misma donde ella hizo las prácticas de TCAE allá por 2017. Una curiosidad: el supervisor se acordaba de ella… y eso que han pasado seis años. Esto es una buena señal, sin duda. Y es que estoy seguro de que mi Patri va a hacer un magnífico trabajo, porque le gusta lo que hace, le encanta atender a los pacientes y es una persona que se da a querer y a la que se le coge cariño pronto. Esto puede sonar a pasión de padre, pero os aseguro que es así.

Y aquí estoy ayudándole a poner su horario en el Google Calendar:

Un bonito día en el que todo ha salido bien. Más días de estos es lo que yo quiero. Pero esto no sería posible sin la ayuda de mucha gente. En este caso quiero hacer una mención especial para mi hematóloga Marta, que siempre está ahí y que es una crack. Uno de mis ángeles de la guarda. También merece el agradecimiento el personal del Hospital de Día que me ha atendido: Luna, Noelia, Bea y Manuela. Y, por supuesto, gracias a mi Merchi, que siempre está a mi lado. Una vez más me vuelvo a preguntar: ¿qué haría yo sin ella?

La próxima consulta de revisión me toca a mediados de julio, y será en Salamanca, con mi hematóloga Mariví, otro de mis ángeles de la guarda, así que volveremos al #SalamancaOnTour. Esperemos asimilar bien el chute de hoy, subir las defensas y estar bien hasta entonces y más allá…

Muchas gracias por vuestro apoyo y por vuestros mensajes de ánimo. Os aseguro que me llegan. Seguimos…

2 comentarios en “Otro de los días bonitos

  1. Alegría y mucha me da el día bonito. Alegría que tu cuerpo haya aceptado bien el tratamiento. Alegría por tu Patri, segura estoy de que es tal cómo la describes, eres su padre no podría ser de otra manera. Y Alegría por esa, tu Merchi del alma que va,e un Potosí.
    Abrazotes para todos y
    #aseguirviviendo

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