Empiezo a escribir estas líneas desde Sanlúcar de Barrameda, donde estoy pasando unos días con mi Merchi -con ella siempre-, con mi Patri y con mi yerno Alberto. Y lo he titulado «A seguir viviendo…» porque esta es una coletilla que vengo poniendo en mis publicaciones en redes. Y es que cada vez tengo más claro que la vida hay que vivirla, sin hacer locuras ni ser irresponsable, pero disfrutando de todo aquello que la vida nos ofrece y según nuestras posibilidades, claro.
Llevaba varios días sin aparecer por este humilde blog y hasta he recibido algún mensaje privado de algún amigo preocupado por si me pasaba algo. Afortunadamente no me ha pasado nada malo, todo ha sido bueno, y os lo voy a contar por aquí, aunque en mis cuentas de Twitter, Facebook e Instagram intento estar a diario y os voy contando todo, como vengo haciendo desde que tengo la enfermedad.
Para empezar a contar todas esas cosas bonitas de los últimos días me voy a ir hasta el viernes pasado, último día lectivo del curso, aunque esto para mí ya es poco significativo. Y mira que he vivido finales de curso… pero esto es algo que desgraciadamente es historia para mí.
Lo que sí hice fue denunciar el cierre de camas de los hospitales públicos en verano:
Mi Merchi y mi Vero fueron esa noche al Icónica Fest, al concierto de Pastora Soler. Disfrutaron mucho del concierto y del entorno y es que en mi opinión es difícil de igualar la Plaza de España de Sevilla como recinto de concierto. Yo lo podré comprobar personalmente el próximo sábado ya que, Dios mediante, iré allí con mi Merchi al concierto de Ana Torroja, Fangoria y Nancis rubias. Seguro que lo pasaremos genial.
Esa noche se celebra la noche de San Juan y por eso mucha gente piensa que el día de San Juan es el 23 de junio. Y no es así, el día de San Juan es el 24. Debido a esta idea equivocada, todos los años años hay gente que me felicita por mi santo el día 23 y este año no iba a ser menos. Yo se lo agradezco igualmente, pero una vez más digo que mi santo -me gusta más que lo de onomástica- es el 24 de junio.
Muchas felicitaciones recibidas por las distintas redes, creo que no se me olvidó responder ninguna en forma de mensaje o «me gusta» o «me encanta».
Como era sábado, era un buen día para irnos a nuestro campo a celebrarlo con la familia, que bastantes celebraciones nos hemos perdido en nuestro pasado reciente por lo que todos sabemos. Allí estuvimos sábado y domingo, en familia, celebrando juntos, comiendo y bebiendo juntos y bañándonos juntos en la piscina para mitigar algo el calor que hacía. Muchos regalitos recibidos de mi gente más cercana, mi paseíto con la Darita que no podía faltar y mis camisetas sevillistas tampoco.
Despedimos el sábado 24 haciendo una hoguera y quemando en ella papeles que escribimos cada uno de nosotros con las cosas negativas que queremos que desaparezcan. Ojalá se cumpla…
El domingo 25 por la noche para finalizar la Semana de la leucemia iban a iluminar de naranja varios edificios de toda España y desde la Fundación Josep Carreras contactaron conmigo para que fuera con un acompañante -mi Merchi, por supuesto- a la Terraza-mirador Atalaya de la Torre Sevilla pues la iban a iluminar. Pero hubo un problema técnico y consiguieron encenderla a las 23 horas, pero ya nos habíamos ido nosotros:
El lunes por la tarde nos fuimos Merchi, Patri, Alberto y servidor a Sanlúcar. Mi Patri siempre pendiente del móvil porque en estos días están llamando a gente de la bolsa de sustituciones sanitarias para trabajar en verano. Esperemos que la llamen en los próximos días porque por puntuación ya está cerca. Por eso queríamos compartir con ella estos días en la playa, porque muy probablemente le toque trabajar como TCAE en un hospital a partir de julio. El año pasado estuvo todo el verano trabajando en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada y se quedó en casa de mis cuñados Quino y Ángeles.
Y después del verano esto:
Como ella aprobó las oposiciones con plaza, según dice este mensaje de su sindicato, en septiembre le dirán cual es su plaza. Esperemos que así sea…
Ayer martes nos estrenamos en la playa, nos dimos los primeros bañitos playeros del año y nos comimos las primeras sardinas. Nos fuimos a la playa de Regla, a Chipiona, pero antes visitamos a Ella, a la Virgen de Regla:
Y cuatro años después el tema del aparcamiento para personas con discapacidad sigue igual. Hace cuatro años pasamos un día de playa estupendo en el mismo sitio, a pesar de que mis condiciones físicas eran mucho peores que las actuales. Lo conté por aquí. Al menos en el entorno del Santuario de Regla de Chipiona las personas con discapacidad y movilidad reducida tienen sitios de aparcamiento reservados, pero con un tiempo máximo de una hora. ¿Alguien del Ayuntamiento de Chipiona puede explicar y hacerme comprender esta medida? Porque entiendo lo de la rotación, para que nadie ocupe un sitio privilegiado para aparcar un mes o varios días, pero ¿quién va a la playa una hora o menos? Esto de máximo una hora no lo he visto en ningún sitio, de verdad. Si me lo explican lo agradezco. Aparcamos en un sitio no reservado, pasó un coche de la Guardia Civil y Merchi y yo lo paramos. Le preguntamos a los guardias por esto y no sabían nada. Incluso uno dijo: «Esto lo han puesto nuevo este año». A lo que yo le contesté que de eso nada, que en 2019 ya estaba… y ahí sigue. Se despiden diciéndonos que eso es cosa del ayuntamiento pero que aparquemos ahí si queremos porque no creen que nos multen. Yo le digo que ya hemos aparcado en otra zona y que lo que me gustaría es que alguien me explicara el porqué de esto. Para los que somos discapacitados y tenemos movilidad reducida se trata de una necesidad, aunque algunos lo vean como un privilegio. Yo sólo digo que ojalá no lo necesitara. Ojalá partiera la tarjeta azul de aparcamiento. Sería una magnífica señal.
Cuando llegamos a casa vi que había recibido un correo de mi editorial Libros.com en el que me mandaban el texto de la contraportada de mi nuevo libro y fotos de las pruebas de imprenta que ya tenían para que yo las revisara. Último paso antes de entrar en imprenta y que mi cuarto libro «La voz de los imparables… y más» sea una realidad. ¡Qué poquito queda para tenerlo en nuestras manos! Os va a gustar, os lo aseguro.
Por la tarde-noche dimos un paseo por el entorno de la Plaza del Cabildo de Sanlúcar -¡qué buen ambiente había en una noche de temperatura agradable!- y nos tomamos algo en el Balbino. Era tempranito y cogimos mesa, porque más tarde la gente hasta guarda cola.
La mañana de hoy miércoles empezó de la mejor manera posible, a las nueve de la mañana suena el móvil de Patri. La llamaban desde el Hospital Macarena de Sevilla para proponerle un contrato de trabajo como TCAE desde el 1 de julio hasta el 15 de septiembre. Ella está en la bolsa del SAS y, según su puntuación, ya le tocaba. Notición. Nos pusimos todos muy contentos y, como mañana tiene que estar temprano en el hospital para llevar la documentación que le han pedido y firmar el contrato, decidimos volvernos por la tarde a Sevilla.
Además teníamos que volvernos de todas formas porque a primera hora de la tarde me llamaron del Hospital de día de Hematología del Virgen del Rocío para adelantarme la cita de mañana jueves. Tendré que estar allí a las 9:30 para ponerme las inmunoglobulinas que me faltan. Esperemos que esta vez me sienten bien…
Pero antes de volvernos a Sevilla teníamos que hacer dos cosas: disfrutar de otra mañana de playa, esta vez en la playa de las Tres Piedras, y almorzar en nuestra pizzería favorita, la Pizzería da Francesco de nuestros amigos. Y es que mi Patri se tenía que comer esa pizza que tanto le gusta, ya que no sabemos cuándo podrá volver a Sanlúcar con esto del trabajo.
Cosas importantes las que hemos vivido estos días y mañana hay que seguir… Me toca una nueva visita al hospital, me toca un nuevo chute, esta vez de inmunoglobulinas para subir las defensas… y tiene que ir bien. A seguir viviendo…