Empezando el ciclo 20

Esta semana tocaba un nuevo #SalamancaOnTour -lo tengo cada dos semanas-. Normalmente lo hago en dos días, miércoles y jueves, porque no podemos olvidar que la distancia de Sevilla a Salamanca son casi 480 kilómetros y se tarda unas cuatro horas y media en recorrer el trayecto. Hacemos el viaje de ida el miércoles para hacerme la extracción de sangre para la analítica que hay siempre nada más llegar al hospital, con la idea de tener esto adelantado para el día siguiente, el jueves, que es el día de la consulta y recibir el tratamiento si los niveles de la analítica son los adecuados.

Pero al ser festivo este miércoles pasado no ha podido ser lo de hacerme la extracción antes, pues no podíamos ir al hospital, así que esta vez la visita al hospital sería solo el jueves.

En esta ocasión me ha acompañado mi yerno Alberto, pues tenía ganas de conocer algo de Salamanca y esta ocasión era muy propicia al ser festivo nacional el miércoles. Nos recogió en casa por segunda vez mi tocayo Juan Manuel con su taxi -la otra vez fue a primeros de septiembre- y de nuevo tuvimos un viaje ameno con charlas variadas, aunque nuestro Sevilla FC se llevó la palma como temática estrella.

Llegamos al hotel Silken Rona Dalba -el de siempre- sobre las dos y media de la tarde, nos recibió María José con la amabilidad de siempre, dejamos la maleta en nuestra habitación y nos fuimos a almorzar al «Ruta de la plata». Tenía ganas de que Alberto probara el lomo a la brasa de allí. Cuando terminamos de comer, dimos un pequeño paseo y nos hicimos la foto en la Plaza mayor, como ya es tradición. Había mucha gente por las calles y sentadas en las terrazas pues hacía buena temperatura y el día invitaba a ello.

Me acompañó Alberto al hotel dando un agradable paseo -yo iba con mi Talquito-, me quedé allí descansando y él se fue a hacer turismo, a disfrutar de Salamanca, ciudad que merece mucho la pena, y más para las personas a las que le gusta mucho la historia y el arte, como es su caso.

Cuando llegó de patearse el centro de Salamanca, que le gustó mucho, me recogió en el hotel y cenamos algo en uno de los bares que hay frente al hotel. Y tras la cena, recogida y descanso.

A la mañana siguiente nos recoge en el hotel con su taxi Paco, que es quien nos acerca al hospital. Una vez allí, nos toca esperar un poco para hacerme la extracción de sangre para la analítica. Mientras esperamos, puedo saludar a varios pacientes a los que conozco después de tanto tiempo por aquí. Entre ellos hablo un rato con Juanjo, que viene con su hijo desde Almería y que, después de siete ciclos de su tratamiento, perece que va bien la cosa. Me alegro mucho por él, se alegra él por mí y nos deseamos mutuamente seguir así de bien.

Me peso -85,5 kilos- y es Eme, enfermero en prácticas, quien me hace la extracción de sangre mientras Mayte, una de mis enfermeras cracks, es quien toma nota de las medidas de las constantes y de la orina de 24 horas para la analítica de reevaluación.

Me llama Mariví a consulta y cuando accedo a la misma veo a dos personas más: María, estudiante de Medicina, y Paloma, personal de Farmacia. Siempre rodeada de gente que quiere aprender, lo cual me parece magnífico. Me pregunta Mariví por cómo estoy tras mi operación de cataratas y le digo que bien, que ha mejorado mucho mi visión a media y larga distancia, como era el objetivo. Me confirma que los resultados de la analítica son buenos y que, por tanto, me podré poner el tratamiento. Hablamos de algunas cosas más, sobre todo de los efectos secundarios producidos por el tratamiento como los problemas de piel y la falta de apetito y del gusto. Una vez que terminamos en la consulta, nos quedamos Alberto y yo esperando que llegara el tratamiento desde Farmacia.

Mientras esperamos en la cama se acerca Irene, la coordinadora de mi ensayo, para preguntarme cómo estoy y para decirme que tengo que firmar una nueva documentación del ensayo clínico en el que estoy participando, de la cual me da una copia. Dicho y hecho. También pude saludar a Bea, otra de mis hematólogas. El trato recibido en esta unidad de Ensayos clínicos es, como siempre, exquisito.

Una vez que llegó mi tratamiento, fue Patri, otra de mis enfermeras cracks, quien me puso los dos chutes, dos pinchazos en la barriga de forma subcutánea para recibir esos fármacos que están controlando a mi mieloma. Primero el Daratumumab y después el Talquetamab, el Dara y el Talque les decimos los que ya tenemos confianza con ellos.

Terminamos un poco después de la una y media y, como la toma de constantes estaba bien, nos podíamos ir. Llamé a Taxi y vino a recogernos Juan Carlos, que fue quien nos trajo a Sevilla a Alberto y a mí en otro viaje ameno, aunque yo me quedé un rato dormido porque cuando me dan la premedicación, como ha sido en este caso, uno de los medicamentos me produce sueño.

El próximo #SalamancaOnTour tocará los días 26 y 27 de octubre -este último es mi cumpleaños- y una bonita forma de celebrarlo es poder ponerme ese tratamiento que tan bien me está viniendo. Será el C20D15 y seguiremos viviendo…

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