La segunda de tres

Hoy es Domingo de Ramos. De nuevo un Domingo de Ramos con cofradías y pasos en la calle tras dos años sin poder hacerlo por culpa de la pandemia. Ha amanecido en Sevilla un verdadero día de Domingo de Ramos, de los de no tener que preocuparse por el tiempo, de los que brilla el sol, de los que invitan a echarse a la calle para ver cofradías. Así que si tus circunstancias te lo permiten no lo dudes, échate a la calle y disfruta. Pero eso sí, con responsabilidad y con las precauciones necesarias.

Mis circunstancias actuales no me permiten vivir el Domingo de Ramos y la Semana Santa en general como yo acostumbraba a vivirla antes, siempre con mi gente y en la calle. Esta vez tocará más verla en la tele y escucharla en la radio, gracias a los programas que emiten las emisoras locales de televisión, como «La Pasión» en 7TV o el programa de Semana Santa de TPV Sevilla o «El llamador», el programa de Canal Sur Radio que vengo escuchando desde hace años.

Este año al no tener movilidad plena tengo que seleccionar muy bien lo que hacer, reservarme todo lo que pueda para poder disfrutar al máximo aquello que decida hacer. Y entre estas decisiones está el hacer tres estaciones de penitencia. La primera ya la realicé el sábado pasado, pues acompañé todo el recorrido del Señor del Amor de la Asociación Amor y Bondad de Sevilla Este y que os conté por aquí. Y la segunda la hice ayer, Sábado de Pasión, con mi Hermandad de San José Obrero.

Pero esto empezó el Viernes de Dolores, pues fui con mi Merchi y con mi hermana Auxi a la parroquia de San José Obrero a cantar con nuestro coro la misa de hermanos preparatoria de la salida procesional. Fue una misa cofrade, como no podía ser de otra forma y, aunque me digáis que no tengo abuela, nos salió de lujo. Una misa muy bonita con mi gente de categoría. Y al final nos hicimos una foto delante de Ella, de nuestra Virgen de los Dolores, que estaba en su paso con la candelería encendida:

Y ayer a las cuatro de la tarde estábamos citados los nazarenos que íbamos a acompañar al Señor de la Caridad y a la Virgen de los Dolores. En mi familia salíamos varios de nazareno: mi mujer Merchi, mi hija Patri, mi yerno Alberto, mis sobrinos Manu, Ángela, Nerea y servidor -Alberto y yo por primera vez- y el resto de la familia estarían todo el recorrido acompañándonos por fuera. Y ya una vez en el patio de la parroquia pude saludar a muchos amigos que también harían la estación de penitencia, entre ellos Castro, mi cuñado Jesús -que iba de responsable de priostía en el Señor- y mi amigo Paco Luis, de mi grupo de #losdel67 y que hace unos años fue hermano mayor de esta hermandad.

Y tocó disfrutar… y mucho. Desde la salida hasta la entrada. Desde que se abrieron las puertas de la parroquia hasta que canté junto a mi coro la marcha «Mi Amargura» tras arriar el paso de Nuestra Señora de los Dolores. Muchos momentos de emoción, mucha gente que vino a saludarme durante todo el recorrido -no sé cómo me reconocían, pues no llevaba ningún lacito en el antifaz… quizás me reconocían por ir con mi Talquita que, por cierto, se volvió a portar como una campeona-. Me llegó al alma cada saludo, cada muestra de alegría al verme allí tan bien, cada deseo de seguir con fuerza. Gracias Mari Paz, José Luis, Matilde, Aurora, Ángeles, Paqui y Féix, Julio -costalero con su pulsera de #yomecuro #SeguimosJuanma en su costal-, Pepo -también costalero del Señor-, Sergio, Fernando García Haldón -periodista de los buenos-… Y gracias a mis acompañantes durante gran parte del recorrido: a mi Migue y a mi hermana Auxi. Y, por supuesto, a nuestra chófer particular, mi Vero, que nos llevó y nos recogió antes y después de la procesión.

Algunas fotos de lo vivido ayer durante la procesión:

Desde estas líneas quiero felicitar a mi Hermandad de San José Obrero por lo que ha sido una magnífica estación de penitencia, en todos los aspectos, desde el punto de vista de organización, de saber estar en la calle, de cortejo, cuerpo de nazarenos, pasos, bandas.. Y espectacular la cantidad de gente en las calles, bastante más que otros años. Y lo que más me llamó la atención fue la cantidad de niños y niñas pidiendo sus caramelos, estampitas, cera y lo que fuera. Y esas caritas de algunos que veían un nazareno por primera vez en su vida y otros que, aunque ya lo habían visto, eran tan pequeños que ni se acordaban. Lo importante es que hay cantera… y después cuando sean mayores podrán hacer lo que quieran, pero cuando esto se vive en Sevilla desde tan pequeñito hay muchas posibilidades de que se conviertan en cofrades. Lo digo por propia experiencia.

Dos de tres. Pero las emociones no acaban aquí. Seguro que quedan muchas más emociones que vivir, desde hoy Domingo de Ramos hasta el próximo Domingo de Resurrección. Me falta mi tercera estación de penitencia que hacer, que será acompañando a mi querida Hermandad de Los Gitanos la próxima madrugá de Viernes Santo, si Dios quiere… pero antes de eso quedan muchas cosas por vivir, incluido un nuevo #SalamancaOnTour los próximos martes y miércoles Santos. Y por aquí os lo contaré…

A seguir disfrutando… que la vida hay que vivirla.

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