
Hoy los sevillistas nos hemos levantado contentos y ayer nos fuimos a dormir contentos. Nuestro Sevilla FC ganó anoche en Alemania su sexto título de la Europa League, competición europea en la que es el auténtico líder desde que ganó la primera en 2006.
Todos sabemos lo complicado que ha sido -y está siendo- este año el poder disputar las distintas competiciones deportivas, aunque el fútbol profesional ha conseguido disputar las suyas durante este verano. Ya solo falta la final de la Champions que se juega mañana en Portugal entre el Bayern y el PSG.
Los que me conocéis sabéis que soy muy sevillista, me gusta el fútbol en general y mi Sevilla FC en particular. Es algo que vivo desde pequeño gracias a mi padre. Él me enseñó a ser sevillista y por eso seré sevillista hasta la muerte…
Desde que se reanudó la competición tras el confinamiento son varios los artículos que he escrito en Columnas blancas -blog de opinión sevillista que administro junto a mis amigos Sebas y Acosta y al que tanto cariño le tengo-. El último lo escribí ayer mismo como motivación para el partido, lo titulé «Una final europea en agosto«, pero esto no fue lo único que hice como efecto motivante, aunque la verdad es que tampoco necesitaba ninguna motivación extra, pues bastante motivado y nervioso estaba ya. Y mi sobrino Migue más aún. Los dos grabamos este vídeo que subimos a Youtube y que publicamos en las redes sociales. Esperamos que os guste. Algunos dicen que somos los nuevos compadres y su «Eso es así«…
A las nueve de la noche nos plantamos frente a la tele dispuestos a disfrutar del partido. Camisetas, gorras, banderas… mucho escudo del Sevilla FC, lo sentimos así. No os voy a dejar por aquí la crónica de lo que ocurrió durante los noventa minutos pues se puede leer en muchos sitios, solo os diré que me pareció un buen partido, muy disputado y en el que pudo ganar cualquiera de los dos equipos -fundamental esa parada de Bono a Lukaku-. Se llegó al descanso con el marcador 2-2 y le dije a mi gente que en el segundo tiempo solo habría un gol y quien marcara se llevaría la Copa. Por supuesto yo deseaba que fuera el Sevilla FC, pero no las tenía todas conmigo…
Y llegó esa chilena de Diego Carlos que, tras rebotar el balón en un contrario, se coló en la portería de los italianos. Besos, abrazos, saltos -yo no, mi pierna no me deja-, gritos, emoción… ¡Grande mi Sevilla! Tocaba sufrir hasta el final. Sufrimos… y ganamos. Final. Sevilla FC 3 – Inter de Milán 2. Y la Copa para Sevilla. La sexta.
Y en el post-partido, Migue y yo grabamos la segunda parte del vídeo:
Tocaba celebrarlo y disfrutarlo pero, tal y como decimos en el vídeo, con responsabilidad. Tras el mal año que llevamos con la dichosa pandemia que nos afecta a todos, estas alegrías ayudan un poco. No se trata de ser superficial y de darle más importancia de la que tiene, porque es solo fútbol, pero para los que, por ejemplo, estamos luchando contra una enfermedad y necesitamos motivaciones extra para seguir adelante, estos subidones no nos vienen nada mal, la verdad. Pero claro, para disfrutarlo en condiciones hay que ser sevillista… Mi prioridad es la que es: curarme, pero en el camino son muchas las piedras que hay que pasar y por eso viene de lujo un alegrón como el de ayer.
Me acordé de mucha gente, sobre todo de sevillistas que ya no están con nosotros y están en ese tercer anillo del Sánchez-Pizjuán. De mi padre -gracias, papá, por hacerme sevillista-, de mi suegro, de mi cuñado Luis, de los pequeños Julione y Edu…
Y, sobre todo, quiero agradecer las felicitaciones recibidas por parte de amigos, familiares y seguidores que me han llegado por las redes. Felicitaciones de sevillistas y de no sevillistas, de béticos, de gente de otros equipos, de gente que le gusta la cruzcampo y de gente que la odia, de gente que no le gusta nada el fútbol… Eso de que te digan: «Juanma, a mí no me gusta el fútbol pero me he alegrado mucho por ti» o «Juanma, sabes lo bético que soy y jamás reconoceré haber dicho esto, pero enhorabuena, te lo mereces» llega al alma, os lo aseguro. Podría poner muchos más ejemplos porque me han llegado y sé que me lo mandan y me lo desean de corazón. ¿Es para sentirse afortunado o no? ¡Qué grande mi gente!
¡Gracias, Sevilla FC! La sexta ya está aquí.