Barreras

Hoy me toca una nueva visita al hospital. A media mañana tengo cita con el traumatólogo y previamente me tendré que hacer una radiografía de la rodilla izquierda para que el doctor vea cómo está. Supongo que, como ha venido ocurriendo hasta ahora, seguirá mejorando y a ver si ya me da permiso para apoyar la pierna y para empezar a hacer algunos ejercicios de rehabilitación. Llevo ya seis meses sin movilidad, usando la silla de ruedas y esperemos que poco a poco podamos ir soltándola.

Cuando uno va en silla de ruedas es cuando verdaderamente se da cuenta de los obstáculos y de las barreras que hay. Cuando te estás moviendo con una de ellas, ya sea de forma manual o usando una silla de ruedas eléctrica, sufres estos inconvenientes.

Hay que reconocer que se ha avanzado mucho en este aspecto pues la normativa es clara, ya que todos los edificios públicos deben estar adaptados para el acceso de personas con discapacidad y movilidad reducida, así como para facilitar la movilidad por las calles de las ciudades. Sin embargo, todavía falta, porque aunque es cierto que la mayoría de cruces de calles tienen las aceras rebajadas, todavía te encuentras muchos cruces que no lo están o que, aún habiendo rebajado el bordillo de la acera, dejan un escalón de unos cuatro o cinco centímetros que no entiendo porqué lo dejan, pues creo que sería mucho más fácil y operativo dejarlo a ras de la calzada. Lo que no entiendo es porqué se permite dejarlo así. Los que vamos con una silla de ruedas eléctrica somos los que especialmente lo notamos, pues es frecuente el tener que salvar estos pequeños bordillos -y algunos no tan pequeños en los que hasta a veces se hace el caballito y pasas un pequeño susto-.

Yo me centro en Sevilla, que es donde vivo y es la ciudad que me pateo -bueno, mejor dicho que «me silleo«- y en la que me encuentro bastantes obstáculos. Es verdad que las construcciones urbanísticas cada vez se hacen mejor y cuando pasas por una calle que han arreglado se nota que esos rebajes de acera quedan a ras de la calzada, como deberían estar todos, e incluso ponen unas losas rojas con distintivos verticales y de círculos que le sirven a las personas invidentes para saber que se están acercando al borde de la calzada. Yo esto no lo sabía y me lo dijo ayer mi amigo Fernando.

En Sevilla tenemos un carril-bici que es la envidia de muchas ciudades; tenemos la suerte de vivir en una ciudad bastante llana que facilita la movilidad usando transportes alternativos y no contaminantes, como bicicletas, patinetes y similares. También nos ha venido muy bien el carril-bici a los que vamos en silla de ruedas, ya que no te tienes que desplazar por la calzada con el peligro que conlleva. Pero esto del carril-bici se merece un post aparte que escribiré en los próximos días.

Volvamos al tema de la barreras. Uno se da cuenta de que existen cuando tiene que pasar por un sitio y algo se lo impide. Os pongo un par de ejemplos, uno de barrera arquitectónica y otro de barrera urbanística.

Yo vivo en un edificio que se compone de varios bloques, en concreto son ocho, uno de los cuales desde la construcción estaba adaptado para discapacitados y tenía una rampa para salvar el único escalón que existe en la planta baja. Los demás bloques -el mío entre ellos- no tenían dicha rampa, pero en una reunión de comunidad se decidió ponerla en todos ellos. Pues muy bien, uno pasaba andando, subía el escalón y veía que en una parte pegada a la pared había una rampa por si venía alguna persona discapacitada y se le facilitaba el acceso. Pero ¿qué ocurre? Que dicha rampa no cumplía las medidas mínimas que se exigen según normativa. Yo me di cuenta cuando tuve que pasar por ella con mi silla de ruedas manual -todavía no tenía la eléctrica-; pasaba muy justo e incluso con miedo, porque parece que se va a ir la silla por el lateral de la rampa y vas a volcar. A la vista de ello, lo pongo en conocimiento del administrador de la comunidad y se arregla. Se ensancha la rampa y ya todo perfecto. Y esto se hace en todos los bloques, no solo en el mío. Con esto me refiero a que de estas cosas se da uno cuenta cuando lo necesita, porque cuando yo podía andar he pasado miles de veces por ahí y jamás me lo había planteado; pero claro, cuando pasas con tu silla empujada por tu mujer mirando constantemente al suelo y al filo de la rampa y pasando miedo… entonces es cuando te das cuenta.

Ya he comentado que el carril-bici de Sevilla es magnífico, pero es evidente que todas las calles no tienen carril-bici, es imposible que lo haya en todas, aunque en Sevilla son muchos los kilómetros de los que disponemos. Por tanto, en muchas calles hay que moverse por las aceras siempre que sea posible, para evitar transitar por la calzada que es bastante peligroso. Yo suelo salir todas las mañanas a dar un paseo con mi silla de ruedas eléctrica por la zona donde vivo, fundamentalmente por los barrios de Sevilla Este, Alcosa y Torreblanca, por lo que me conozco bastante bien el carril-bici de todo el distrito y tengo que decir que, en general, está en muy buenas condiciones, aunque todo es mejorable. Recientemente han arreglado bastantes baches que había en la Avenida de las Ciencias y ahora lo que falta es que pinten lo arreglado. Eso sí, lo pintan de verde. A veces me salgo de mi recorrido habitual y llego más lejos. Uno de estos días pasado fui a ver a mi Señor de la Salud y a mi Virgen de las Angustias, cuyo templo está en pleno centro y a tres horas de camino ida y vuelta en silla de ruedas eléctrica. Y ayer fui a ver a mis amigos Jesús y Fernando a la Delegación de Educación; otro buen paseíto de dos horas y media.

En estos paseos te sueles encontrar en ocasiones con barreras urbanísticas, algunas ya me las conozco -sobre todo los «no rebajes» de las aceras en los cruces-, pero otras no las conoces y te las encuentras de imprevisto. El ejemplo: hace unas semanas pasé por primera vez por la calle República de China, iba por la acera pues ahí no hay carril-bici, y al llegar al cruce con la calle Pakistán me encuentro que hay pintado un paso de cebra -bueno, lo de pintado es mucho decir, porque necesita una manita de pintura como el comer-, pero lo importante es que el bordillo no estaba rebajado; miro a la acera de enfrente y viene un hombre empujando la silla en la que iba sentada una mujer mayor, nos quedamos los dos mirando como diciéndonos: «Va a costar trabajo pasar al otro lado». Él lo tenía un poco más fácil porque al ser la silla manual con un poco de fuerza podía bajar el escalón, pero yo con la silla eléctrica y que iba solo era imposible. Por tanto, los dos giramos y dimos un rodeo para pasar a la otra acera.

Esto es solo un ejemplo de los muchos que hay. Al llegar a casa intenté poner la incidencia en la nueva aplicación que ha sacado el Ayuntamiento de Sevilla, que se llama «Sevilla, tu ciudad» y cuyo objetivo es que los ciudadanos dejemos las incidencias que nos vayamos encontrando. Pero me fue imposible, ya que daba un error al grabar la incidencia. Puse la foto en Twitter, contactaron conmigo los de la línea 010 del Ayuntamiento y me dijeron que pasarían la incidencia con la app a los técnicos y que grabarían ellos mismos la incidencia de la acera. Ayer probé la app y seguía sin funcionar y hace un par de días pasé por el mismo sitio y todo sería igual. lo volví a poner en Twitter:

Es evidente que esto tendrá sus plazos y su correspondiente burocracia, porque España es el país de la burocracia máxima. El trabajito que cuesta arreglar cualquier cosa… Pero yo lo que quiero es que se arregle y, por supuesto, cuanto antes mejor.

Al hilo de esto, contactó conmigo a través de Twitter Sonsoles, periodista de Radio Sevilla de la cadena SER, y me preguntó si quería intervenir en el programa «Hoy por hoy» de Salomón Hachuel para contar esta experiencia. Le dije que por supuesto estaría encantado, ya que mi principal objetivo es hacer visibles estas cosas, porque se trata de algo necesario y justo y, como siempre digo: Por mí y por todos mis compañeros. Aquí tenéis los seis minutos de entrevista:

Pulsa sobre la imagen para acceder a la entrevista

Muchas gracias a Sonsoles por contactar conmigo y a Salomón por las cariñosas palabras que me dedicó.

No me considero porculero ni una persona que proteste por todo, de verdad que no lo soy. Lo que sí me considero es una persona que lucha en la medida de sus posibilidades por la justicia y por defender aquello que considera justo y creo que en el tema de las barreras arquitectónicas y urbanísticas se cometen muchas injusticias. Y las sufren las personas que no nos podemos desplazar en condiciones normales -yo espero y deseo que en mi caso sea por poco tiempo-. Por tanto, es necesario dar un toque de atención a las administraciones que son responsables de arreglar estas cosas y otro toque de atención a la ciudadanía, para que sea solidaria y sepa ponerse en el lugar del otro. Eso de aparcar en zona de rebajes de aceras o en plazas reservadas para personas con movilidad reducida -«si es solo un momentito…»-; pero esto lo vamos a dejar también para otro post que este ya ha resultado bastante largo.