Un día que empezó bien… y acabó mal

Ayer se celebraba el Día Mundial del donante de sangre y desde el Centro Regional de Transfusión de Sevilla se había organizado un acto a las 10 de la mañana para reconocer la labor de los donantes. Debido a las medidas restrictivas del covid se trató de un evento al aire libre, al que se invitaron pocas personas, pero no por ello resultó menos emocionante y agradable. Los protagonistas eran los donantes que tenían acumuladas más de 100 donaciones, que recibieron un diploma de reconocimiento.

Presentó el evento Dora, del equipo de Comunicación del Centro. Después intervino el doctor Rafael Lebrero, que es el coordinador, y nos dejó unos datos muy interesantes, pues superar el número de donaciones del año anterior en un año tan complicado es para tenerlo muy en cuenta. Tras su intervención llegó mi turno, pues me había invitado Dora para que, en representación de los pacientes que hemos sido, somos y seremos receptores de sangre y plaquetas, dijera unas palabras de agradecimiento a los donantes por darnos vida. Y esto fue lo que dije:

Después nos dirigió unas palabras la Delegada Territorial de Salud y Familia, Regina Serrano; una de las administrativas del centro, que también es soprano, nos dejó una magnífica interpretación de una pieza compuesta por ella y dedicada a los donantes. Nos hicimos una foto de familia y se dio por concluido el acto. Tengo que reconocer que me lo pasé muy bien. Fui acompañado por mi Merchi, como siempre, y ella también disfrutó mucho. Un evento sencillo y sin grandes alardes pero muy emotivo y de gran calidad humana.

El día había empezado muy bien, pero fue llegar a casa y empecé a encontrarme mal, de bajona, me notaba con la piel caliente y me suponía que tendría fiebre, como así era. Temperatura de 37,7º que durante la tarde subió hasta los 38,7º, a pesar de las dos pastillas de paracetamol tomadas en distintos momentos. Mi mujer llamó al 112, les expuso la situación y nos mandaron a una ambulancia que nos llevó a Urgencias del Hospital Virgen del Rocío.

Lo he dicho muchas veces, pero lo vuelvo a repetir: ODIO IR A URGENCIAS. Y más ahora con la pandemia aún activa. Os aseguro que paso miedo, a pesar de estar vacunado. En mi cabeza no cabe que esto de Urgencias no pueda funcionar mejor. Estoy seguro que en muchas ocasiones se trata de no tener una buena organización y en otras ocasiones puede ser culpa de aquellos pacientes que van a urgencias sin tener que ir, porque ya se sabe el dicho: «Allí te lo hacen todo de una vez» y te ahorras esperar citas y esas cosas. Y hay otro dicho: -«Voy a urgencias» – «¡Uf! Pues que sepas que tendrás que estar allí varias horas». ¿Por qué lo damos por hecho? ¿Por qué tiene que ser así? Uno entiende que tenga que esperar 2 o 3 horas el resultado de una analítica, pero ¿esperar más de dos horas para que alguien te vea por primera vez? Algo funciona mal… y alguien tendrá que solucionarlo. Podría contar muchas cosas vividas en Urgencias en las no pocas visitas que llevo, pero mejor dejarlo para otro post y centrarme en lo de ayer. La pulsera blanca una vez más volvió a mi muñeca junto a la mía y a la de Valentín.

Nada más llegar a Urgencias mi mujer deja mis datos en Admisión y recalca que soy un paciente hematológico, con lo que eso conlleva, pero parece que da igual. Primero me hacen una prueba de antígenos porque he ido por tener fiebre -que me la hacen en la zona covid-. Cuando a los 15 minutos sale el resultado NEGATIVO me pasan a la zona «limpia», como la llaman ellos. Una sala de espera con casi 20 camillas con pacientes y sus respectivos acompañantes. Insufrible. Pues ahí estuvimos mi mujer y yo casi ocho horas, hasta las 5 de la mañana.

No me voy a extender mucho, solo voy a agradecer a mi hematóloga Rocío lo bien que me atendió y el que agilizara al final el tema, porque la verdad es que era muy complicado estar allí. Analítica, radiografía… parece que hay algo de infección que provoca la fiebre, pero hay que encontrar el foco, que puede ser del tratamiento que estoy recibiendo o del PICC o de otra cosa. Esperemos que en un par de días estén los resultados del hemocultivo y sepamos algo más. El jueves tendré revisión en el Hospital de Día, aprovechando que también tengo consulta con el traumatólogo para el tema de la rodilla.

Y gracias también a mis dos hematólogas de referencia, Mariví y Marta, pues ambas desde la distancia -están en Salamanca- se estuvieron interesando desde el primer momento por cómo iba la cosa. Y gracias a Antonio, un celador de los que desgraciadamente hay pocos. Empatizando con todos los que allí estábamos, ayudando en todo lo que podía, pidiendo disculpas por algo de lo que él no tiene la culpa… Más Antonios es lo que hace falta. ¿Y de mi Merchi qué decir? Ya se me acaban las palabras, pero el monumento de una u otra forma lo tiene que tener.

Y hoy me he levantado mejor, sin fiebre desde ayer por la tarde-noche y ya he empezado a tomarme el antibiótico. Otro bache que ha habido que superar y esperemos que el camino se vuelva a allanar y tarde mucho en llegar el próximo bache… Y si no hay más… mejor.

Agradezco todas las muestras de cariño recibidas, los ánimos y envíos de fuerza como siempre hacéis. Lo voy a dejar representado en este tuit de @pechadesufrir:

4 comentarios en “Un día que empezó bien… y acabó mal

  1. Como tú bien dices…otro bache más, pero que superarás como siempre.
    Yo me quedé un poco impactada pues después de ver el evento de por la mañana, que como ya te dije me gustó tanto, por lo que significaba y además por escucharte y verte,luego veo que estás en urgencias (yo también he odiado siempre lo de ir a urgencia).
    Pero me alegra saber que sigues ya en casa y que estás mejor.
    Pues eso Juanma, prohibido rendirse y a seguir con fuerza. Yo solo deseo que los baches vayan tardando cada vez más y que llegue el día en que los haya.
    Un fuerte abrazo para ti y para Merchi….pareja de campeones 😘😘😘💪💪💪

  2. Bueno Juanma, como bien dices, entrar por Urgencias es sinónimo de diversos inconvenientes pero habrá que sobreponerse y subir este repecho. Desde luego es una pena que no se pueda gestionar esto de otra forma. Desde que tengo uso de razón las historias de Urgencias no son muy edificantes, menos mal que las personas que nos atienden son oro puro la mayoría y suplen las carencias como pueden pero, obviamente, ese no es el camino.
    Mucho ánimo Juanma, campeón.
    Besos y abrazos trianeros

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