Semana de radiaciones

Empiezo a escribir estás líneas cuando son las 5:15 de la madrugada del jueves 8 de abril. Parece que el insomnio ha vuelto para quedarse, porque son ya muchos días consecutivos con problemas para conciliar el sueño. Pero este no es el mayor de mis problemas, porque uno ya lo tiene más o menos controlado después de tanto tiempo; el mayor de mis problemas sin duda es el dolor tan intenso que tengo en la rodilla izquierda, que es lo que hace que esté todo el día bastante intranquilo, a pesar de tener puesto un parche de morfina de 75 mg y tomar medicamentos de apoyo para apaciguar el dolor. Es evidente que algo hacen, pero el dolor no desaparece por completo y se tiene uno que acostumbrar a vivir con él.

He titulado este post como «Semana de radiaciones» porque precisamente es lo que va a ser para mí, al menos, de lunes a viernes. Mi hematóloga Marta consiguió que me viera en Medicina nuclear un médico radioterapeuta para ver si me podía dar algunas sesiones de radioterapia en la rodilla para bajar el dolor. El Miércoles Santo me vio el doctor Gordillo, muy atento y cercano, se acordaba de mí porque ya me había visto en alguna ocasión anterior. Me indicó que me iba a programar cuatro sesiones durante esta semana, serían todos los días menos el miércoles, pues ese día tenía que viajar a Salamanca para hacerme pruebas allí correspondientes al nuevo ensayo clínico que empiezo ahora.

El pasado lunes fue el primer día que acudí -acompañado por mí Merchi, como siempre- a Medicina nuclear del Hospital Virgen del Rocío. Sacamos nuestro ticket de turno en la máquina, que es el nuevo método que han puesto ahora para proteger los datos de los pacientes, y la verdad es que no tardó mucho tiempo en salir nuestro código en la pantalla. Me llevó Merchi empujando la silla hasta la Sala de Radiación y allí me estaban esperando Juan, Manolo y Guillermina, que son los técnicos encargados de manejar la máquina. El proceso no es complicado y es rápido, lo único que cuesta un poco más de trabajo es poner la pierna que me duele en la posición que menos me duela para aguantar esos cinco minutos recibiendo rayos. Y el martes igual: segunda sesión de radioterapia recibida en la rodilla izquierda.

Ayer miércoles no me programó el doctor una nueva sesión porque tenía que acudir a Salamanca para hacerme unas analíticas y un PEC-TAC, ambas cosas necesarias para el nuevo ensayo clínico. Unos días antes me llamó Irene, la coordinadora del ensayo, y me comentó que ya tendría activo el servicio de taxi para el desplazamiento de este día, por lo que me dio los datos necesarios para contactar con la empresa que realizaría el servicio de desplazamiento. En esta ocasión es una empresa distinta de la que tuvimos en el anterior ensayo y, por tanto, cambiaríamos de chóferes. Mi mujer y yo lo sentimos por Jesús, nuestro taxista de Sevilla, y por el equipo de Salamanca formado por: Antonio, Juanlu, Alfredo, Javier… Al principio la relación era de chófer-pasajeros, pero pronto esa relación se transformó en amigos. Han sido muchos meses compartiendo kilómetros y tenemos que agradecerles mucho a todos ellos, por lo bien que se han portado siempre con mi mujer y conmigo. Esos intercambios de whatsapps que no falten y seguro que nos veremos en una próxima ocasión, amigos.

A las 7:30 viene a recogernos Pablo, que será el taxista que hará el viaje de ida y vuelta a Salamanca, al menos en el día de ayer, porque seguramente irá cambiando, ya que en esta ocasión está gestionado por Tele-Taxi. Pablo nos dijo que nos teníamos que sentar los dos en el asiento trasero, ya que como medida de seguridad no se puede sentar en el asiento del copiloto ningún pasajero. Yo le comento el problema que tengo con mi pierna, que la tengo que llevar bastante extendida y no sé si iba a ir a gusto en el asiento de atrás. Él me prepara el coche de tal manera que queda bastante ancho y espacioso atrás y la verdad que consigo ir bastante cómodo. El mayor problema, como siempre, es el traspaso de la silla de ruedas al coche y viceversa, porque ahí es donde más tengo que doblar la rodilla y, por tanto, cuando más me duele.

Tenía cita para hacerme la extracción en fase 1 de Ensayos clínicos a las 13 horas y para el PET-TAC a las 14 horas. Llegamos a la puerta del hospital pocos minutos después de las 12 del mediodía, y cuando me estaba bajando del taxi -no sin dificultad- me suena el móvil, miro la pantalla, veo que se trata de un número largo y al descolgar me dicen que me llaman de Medicina Nuclear para preguntarme cuánto me queda para llegar; le digo que acabamos de bajarnos del taxi, pero que antes tenemos que ir a hacerme las analíticas y me dicen que me la haga lo antes posible porque ha habido un par de pacientes que no se han podido hacer la prueba y me la adelantan.

Llegamos a Fase 1 y allí, como siempre, nos reciben con su simpatía habitual Balbi, Patri y María. Han pasado pocos días desde que nos vimos, ya que estuvimos por allí el Lunes Santo .Les comento la prisa que me han metido los de Medicina nuclear para estar por allí lo antes posible y lo agilizan todo para conseguir sacarme la sangre necesaria para la analítica.

Pero por mucha prisa que tuviera, después de tanto tiempo esperando, no podía faltar la foto con dos de las mecenas de mi primer libro «#SomosImparables #SeguimosJuanma» y aquí está. Mi Merchi hizo de fotógrafa.

Patri Juanma y María con el libro.

De allí nos fuimos a Medicina nuclear, nos recibe Lourdes, la enfermera, que me dice: «Tú ya has estado por aquí antes, ¿verdad?» Y le digo: «Sí, miarma, unas cuantas veces». Y me dice: «Es que me acuerdo de ti». Y le digo: «Sí, yo soy el de Valladolid centro, tal y como puedes notar en mi forma de hablar». Nos reímos…

Me deja en la silla de ruedas para no hacer traspasos innecesarios a la camilla y me pone una vía para pincharme lo que ellas llaman «el producto», ya que a través del PICC esta operación no se puede hacer. Pues nada, un pinchazo más que agregar a mi larga lista de pinchazos. Una vez pinchado el producto me tengo que quedar relajado en una sala estrecha aproximadamente una hora para que ese producto vaya haciendo todo el recorrido por mi cuerpo. Al cabo de la hora me recogen para acercarme a la sala de la máquina, me ayudan para hacer el traspaso de la silla a la plataforma donde me tendré que tumbar -la verdad es que lo hicieron muy bien- y ahora se trataba de buscar la posición ideal para que no me doliera mucho la rodilla. Me pegan los brazos a los muslos y me los atan, me hacen que tenga las piernas juntas y también me las amarran… Esto es lo peor, porque con esa postura de la pierna tan extendida es cuando más me duele y tenía unos 30 minutos por delante de prueba. Costó, una vez más no me explico cómo fui capaz de conseguirlo, pero aguanté como un campeón. Lo conseguí pero salí muy dolorido…

Nada más llegar a la sala de espera, le pedí a mi Merchi que me diera un bolito de morfina para intentar apaciguar el dolor, pues en ese momento era bastante intenso y encima ahora me tenía que volver a subir al coche para hacer el viaje de vuelta. Dicho y hecho. Llamamos a Pablo para que viniera a recogernos a la puerta del hospital y, con algún trabajillo, conseguí subirme al coche y emprendimos el camino de vuelta algo después de las dos de la tarde. Yo seguía en ayunas porque tenía que ir así para el PEC-TAC, pero prefería que anduviéramos un trecho bastante considerable antes de parar para comer algo, para que se me fuera aliviando el dolor y además no me pensaba bajar del coche. Paramos en un área de servicio cerca de Mérida donde solemos parar habitualmente; Merchi se compró su bocata de tortilla y a mí me compró uno de lomo con queso, que estaba genial. Había que recuperar fuerzas…

Llegamos a casa en torno a las 19:30 y allí nos estaban esperando nuestras hijas, Vero y Patri, para ayudarnos a subir todas las cosas que traíamos y para que una de ellas empujara mi silla. Veníamos muy cansados después de tantas horas de viaje, de tanto rato en el hospital -aunque allí fue rápido todo- y yo además seguía con la rodilla dolorida, aunque se me había aplacado un poco, pero el dolor seguía estando ahí… Estaba deseando subir a casa para darme una ducha y tumbarme en mi cama para descansar, porque fuerzas quedaban pocas…

He descansado estando tumbado en la cama, aunque dormir… más bien poco, pero bueno, ya estamos de nuevo preparados para ir a por la tercera sesión de radioterapia al Virgen del Rocío, solo queda la de hoy y la de mañana. Esperemos que hagan su efecto y que consigamos controlar el dolor. Y ya a partir del lunes está previsto que volvamos a Salamanca para comenzar con el tratamiento del ensayo, que al principio requiere ingreso. Ya os iré contando, como siempre.

Serán muchas las radiaciones que reciba mi cuerpo esta semana, por eso he titulado el post «Semana de radiaciones», porque serán cuatro sesiones de radioterapia en la rodilla y un PEC-TAC de cuerpo entero. Si a esto le sumamos todo lo que ya llevo recibido de radiografías, resonancias, TACs, PET-TACs -perdí la cuenta de los que llevo, pero son muchos- y radioterapia en otras zonas, creo que estoy muy cerca de conseguir el récord Guiness de rayos recibidos… pero todo sea por mejorar.

No quiero terminar este artículo sin agradecer el trabajo que hacen y el trato de los profesionales sanitarios que me atienden -aunque hay más de ellas- tanto en Sevilla como en Salamanca. Siempre dispuestos a ayudar y buscando la complicidad. Así que gracias Balbi, Patri, María, Lourdes, Miriam, Marijose, Guillermina, Manolo y Juan.

8 comentarios en “Semana de radiaciones

  1. Eres un campeón, y aguantas lo que te echen, BRAVO!!!! Qué rabia me dio no verte ayer en el hospital. Mi cita con el oncólogo era a las 10 y terminé pronto, bastante antes de que tú llegaras. Además, con las prisas que te hicieron todo, no habría tenido tiempo de charlar un ratillo contigo. La próxima vez será. A ver si coincidimos en Salamanca en mi próxima cita con el oncólogo, 19 de mayo!
    Te escribo como si te conociera personalmente😆, porque aunque no sea así, sabes que te sigo, y mi hermana Marisa (otra luchadora contra el mieloma) también y estamos al tanto de todo y…nos das mucha fuerza.
    Vamos, Juanma! Nosotros nos curamos💪💪💪💪💪

    • A mí también me dio coraje de que no nos viéramos, Teresa, pero efectivamente fue todo a la carrera, hasta me estresé.
      Pero seguro que habrá otra ocasión y además las circunstancias serán mejores.
      Un fuerte abrazo para Marisa y para ti de parte de Merchi y mío.

  2. Ya está más cerca la cura. Pasito a paso. De momento a ver si puedes aminorar el dolor de la rodilla.

    Ahora, que el de la foto eres tú nos lo creemos por la camiseta, porque entre la mascarilla, las gafas y la gorra se te ve un 5% de la cara.

    Un abrazo, campeón.

  3. Ánimo Juanma…yo deseo de corazón que ese dolor desaparezca ya…y que los tratamientos vayan haciendo en ti lo que tantas ganas tenemos… estoy segura que será así.
    Como siempre te mando un fuerte abrazo y te pido que sigas fuerte como hasta ahora.
    #yomecuro
    #SeguimosJuanma
    😘😘💪💪

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