Algunos de los que pasáis por aquí de vez en cuando habréis recibido esta felicitación de mi familia en vuestros domicilios, pero como es evidente que no puedo mandárselo a todos, aquí lo tenéis en formato digital. Se trata de un montaje fotográfico que ha hecho mi hija mayor, Vero, y que espero que os guste.

Desde aquí os deseamos mucha felicidad y que paséis estos días entrañables en compañía de vuestras respectivas familias y amigos.

Para nosotros tendrá un sabor agridulce, ya que será la primera vez que no esté con nosotros mi cuñado Luis –el año pasado fue nuestro Papá Noel particular– y bien que se está acordando de ello mi mujer, sus hermanos y, sobre todo, sus padres. La vida es así… pero yo no paro de decirles que seguramente a él no le gustará verles tristes y que preferiría que todos estuviéramos juntos, cenando en familia como hemos hecho siempre. Lo que ocurre es que en los sentimientos no se pueden mandar y mis suegros dicen que ellos hasta el 7 de enero no piensan asistir a ningún tipo de comida, reunión familiar o similar, decisión totalmente respetable, pero que intentaremos que sea de otra forma.

Las fiestas navideñas tienen eso… cuando echas en falta algún familiar cercano, se hacen especialmente tristes, ya que te vienen recuerdos de lo vivido en compañía de tu ser querido que ahora no está a tu lado.

Sé que la cena de mañana en casa de mis padres será un suplicio para mi mujer, pero también sé que ella va a estar ahí, porque desde allí arriba su hermano Luis querrá que así sea.

Perdón por el post sensiblero que me ha salido, pero necesitaba escribirlo.

Feliz Navidad para todos y todas.

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