Mis células se van de viaje

A pesar del confinamiento, a pesar de no poder cambiar de provincia por estar aún en Fase 2 en Sevilla y en Fase 1 en Salamanca, mis células van a viajar, de hecho ya están viajando… y no solo van a cambiar de provincia, sino que también van a cambiar de país e incluso de continente. Pero empecemos por el principio…

Viajamos mi Merchi y servidor el pasado lunes con destino a Salamanca para comenzar el nuevo tratamiento del ensayo clínico con células CAR-T. Como siempre con nuestro chófer Jesús y siguiendo la Ruta de la Plata llegamos a Salamanca a media mañana. Dejamos la maleta en el hotel, pues esta vez sí nos teníamos que quedar, y posteriormente nos dejó Jesús en el Hospital y él se volvió para Sevilla. Allí no estuvimos mucho tiempo, pues solo me tenía que hacer la prueba PCR del covid-19 para confirmar que salía negativo, como así fue, aunque no nos enteramos hasta el día siguiente.

Cuando terminamos llamamos a bono-taxi y nos recogió Juanlu, al que nos dio alegría de ver tras varios meses sin vernos. Aprovechando el buen día que hacía nos fuimos a la Plaza Mayor, paseamos y nos tomamos un refrigerio antes de almorzar en un bar frente a nuestro hotel. Por la tarde solo salió Merchi para comprar algo ligerito de cena pues nos esperaba al día siguiente un día completito.

Nos recogió Juanlu en el hotel a las 7:45 y a las 8:00 ya estábamos en el Hospital, en la zona de Banco de sangre, donde está la Unidad de Aferésis, que sería donde me harían la extracción de células. Nos fuimos directamente hacia allá porque así nos lo había explicado Laura, la coordinadora del ensayo, que siempre está ahí para lo que haga falta.

Cuando llegamos ya nos estaba esperando Bea, la enfermera que había comprobado mis venas hace unas semanas y que es todo profesionalidad, simpatía y buen trato. Y ya estaba mi cama preparada. Y mi Merchi se pudo quedar a mi lado todo el tiempo. De verdad que no sé qué haría sin ella…

Me sacaron varios tubitos de sangre para analítica, me pincharon en los dos brazos -costó bastante más en el derecho porque ahí las venas no las tengo muy bien, pero Bea lo consiguió y así evitamos tener que ponerme un catéter-. La otra vez que me hice una aféresis en el Hospital Virgen del Rocío sí tuve que ponerme un catéter porque tenía el brazo derecho muy debilitado ya que el mieloma me había atacado en el húmero derecho.

Y esto no podía salir mal porque Ella estaba ahí:

Se nos presentó Miriam, la doctora, que nos confirmó el resultado negativo de la prueba del covid-19 y junto a Bea nos explicó todo el proceso que seguiríamos: de un brazo se extrae mi sangre; ésta pasa por una máquina que se encarga de separar los componentes para quedarnos con los linfocitos, que son blancos, pero en la bolsa se ve un líquido rojizo porque además de linfocitos se extraen plaquetas y hematíes, aunque posteriormente se hará la selección exclusiva de linfocitos. Y posteriormente la sangre vuelve a mi cuerpo serrano por el otro brazo.

Es un proceso complejo y largo -duró más de cuatro horas- y, al no poder mover los brazos se hace pesado. Pero para eso estaba ahí mi Merchi, para darme ánimos constantes y Bea siempre pendiente preguntándome a cada momento: «¿Cómo va mi Juanma?» Y yo respondiendo: «Vamos bien, Bea, vamos bien». ¡Vaya crack!

Terminamos sobre las 13:30. Miriam lo preparó todo y nos dijo que en este mismo día saldrían las células para Alemania. Allí las congelan y posteriormente salen para Estados Unidos para lo que hemos llamado «su entrenamiento». Una vez terminado volverán a Alemania para certificar que todo está bien y de allí a España para implantarlas en mi cuerpo. Todo este proceso durará 4-5 semanas, por lo que mientras tanto tendré que seguir un tratamiento puente para no estar demasiado tiempo sin tomar ningún medicamento para parar el mieloma.

Vino Vero, mi hematóloga, y me entregó el informe con las directrices a seguir durante este tiempo. Tomaré una triada de medicamentos durante este ciclo: Isazomib, Lenalidomida y Dexametasona. Los dos primeros son nuevos para mí y el último seguramente hará que vuelva a aparecer el insomnio, pero no me importa si hace su función y consigue aliviar los dolores de oído y de cabeza que últimamente estoy teniendo. Esperemos que así sea… Me dijo la doctora que en un par de semanas me llamarán para ver cómo va la cosa y que si tuviera algún problema contactara con ellas.

Recogimos los medicamentos en el Hospital de Día, llamamos a bono-taxi, vino a recogernos Alfredo y emprendimos el viaje de vuelta a Sevilla. Estaba muy cansado, con dolor de cabeza -Bea me decía que esto era para mi cuerpo como haber corrido una maratón-, por lo que al llegar a casa me duché, me tomé un yogur con un nolotil y me fui a la cama. Muchos mensajes por contestar; contesté los que pude, pero mi cuerpo me pedía descanso.

Hoy me he levantado mejor, con las mismas ganas de siempre de seguir adelante. Ya no hay marcha atrás, mis células están viajando para convertirse en «las Messi de las células». Seguiré el tratamiento puente y quedo a la espera para recibir a mis células cuando llegue el momento.

Solo me queda agradecer una vez más el trato recibido por toda la gente que me está acompañando en este proceso. Muchas gracias al personal sanitario del Hospital Clínico de Salamanca: Bea, Paula, Javi, Miriam, Vero, Mariví… a nuestros chóferes: Jesús, Juanlu y Alfredo; a mi mujer, que nunca falla; a mi familia, amigos y seguidores que siempre estáis ahí apoyando… Vamos a seguir con fuerza para el #yomecuro… #SomosImparables #SeguimosJuanma